Presentación en la Sala Maragall de Barcelona del libro de joyería catalana
Canut, M. Ángels, CIVIT, Josep SAMARANCH, Mª Luisa
Josep Civit i Giraut joies
Barcelona, SD-Edicions, 2005
Presentación del libro: Josep Civit i Giraut joies
Presentar un libro de joyería es siempre un motivo de satisfacción y hoy tenemos el placer de hacerlo con el que lleva por título Josep Civit, Joies, de Sd-Edicions-Hipòtesi.
Es el testimonio de lo que será la exposición retrospectiva de joyería que juntamente con M. Luisa Samaranch hemos organizado y que se inaugurará el próximo día 2 de junio a Hipòtesi en donde están todos invitados.
Con el deseo de que esta exposición no quede en el tiempo como un recuerdo lejano, hemos querido otorgarle un valor de perdurabilidad editando este libro donde encontraran reflejada esta vertiente artística, la joyería y la orfebrería, que ha sido el eje vertebrador de la vida personal y artística de Josep Civit.
Hemos querido testimoniar y homenajear a Civit dando una visión evolutiva y de conjunto de su obra. Se ha llevado a termino con la intención de mostrar una recopilación para aquellos que lo han ido acompañando y para aquellos a quienes ahora se lo descubrimos. No es un estudio exhaustivo, es un primer paso, una puerta abierta a nuevas aportaciones.
El documentan numerosas ilustraciones fotográficas presentadas cronológicamente de 1940 hasta 1980 y dibujos de taller, garabatos tal como los nombra el autor, que acabaran convirtiendo se en unas joyas técnicamente complejas de una gran riqueza plástica
Ljoyas reproducidas han sido escogidas por su singularidad y representatividad. El lector podrá captar el carácter innovador y evolutivo de la obra así como el profundo conocimiento del oficio, un oficio que acabará sobresaliendo.
La elección de esta documentación ha sido laboriosa por la cantidad de material y por la importancia de la misma.
Civit, ha trabajado el oro, el platino y la plata de la cual se sirve para experimentar e investigar, divertirse y trabajar con exquisidez. Envolver, enredar, acompañar y presentar las diferentes piedras, y elementos de moda que en cada etapa incorpora.
Su obra se caracteriza en los años cincuenta por el trabajo de la plata con el cincel, con unas formas resultantes redondeadas, suaves, intimistas, que envuelven las diferentes piedras amazonitas, rodonitas, cornalinas… evolucionando a formes más volumétricas donde se evidencia un acercamiento a la obra de Ninon Collet.
Realiza obres de orfebrería obradas con cobre solo o combinado con plata ampliando así el abanico cromático y de texturas. Las formas resultante se traducen en figuras verticales, rectilíneas, que a finales de los años sesenta transporta a las joyas impregnadas de un geocentrismo atrevido, en su repertorio incluye las perlas cultivadas, corales, lapislázulis, malaquitas…
En la década de los setenta investiga con el soplete, obteniendo unas texturas, volúmenes y matices, que homenajean la reciente llegada del hombre a la luna. Una contraposición de acabados de metales matizados y pulidos, de formas sinuosas y simetrías rectas, de planes y volúmenes caracterizan esta etapa, en la que adapta la pizarra y el lapislázuli, la fórmica y el pino de Oregón hacia finales de los años setenta.
Para adentrarse a principios de los ochenta a experimentar con los acabados, trabajando las superficies planas y lisas donde alterna el uso del oro pulido y matizado en contraste de color con la plata pulida y oxidada, en una reinterpretación de formes naturales, guijarros, versionándolos en oro y plata que hoy la podemos reconocer en las esculturas que aquí se presentan.
Josep Civit es un hombre que ha vivido abierto a todas las corrientes artísticas, ha bebido de sus fuentes y se ha introducido en ellas en el transcurso del tiempo. Conocidas son también sus aportaciones artísticas en el mundo del pesebrismo , la pintura y la escultura que hoy presenta.
Para acabar, querría añadir que este libro ha sido posible gracia al entusiasmo y dedicación de M. Luisa Samaranch, iI agradecer la colaboración de Elisenda Capdevila y José Civit.
Asimismo hacer extensivo este agradecimiento al Sr.. Raimon Maragall su amabilidad por la atención y por el entusiasmo en acoger el libro en su casa, en su sala de arte en una muestra más de su sensibilidad hacia el mundo de las artes. Queremos acompañarlo y felicitarlo por la presentación de las esculturas de Josep Civit donde podemos reconocer autenticas joyas de hierro de gran formato y, felicitar a José Civit por esta magnifica exposición.
Muchas gracias por su atención
M. Àngels Canut
Historiadora del Arte
Josep Civit
Josep Civit i Giraut nació en el barrio de Horta de Barcelona en 1927. Durante su niñez, el obrador de pan familiar se convirtió en su primer taller, donde se inició de una manera inconsciente y juguetona en la práctica artesanal.
De pequeño, pasaba largos ratos ante una mesa del horno modelando pasta de pan y barro, haciendo figuras que después cocía su padre. Practicó también la papiroflexia y el trabajo de la madera. La creciente habilidad adquirida con las manos y el conocimiento de las diferentes materias y texturas ampliarían su horizonte formal.
El interés que le despertaba todo lo que se podía realizar manualmente lo llevó a presenciar el proceso de realización de unos pendientes que su madre había encargado al Joier Emili Estradé. Así, sólo con catorce años, acudió al taller para observar cómo trabajaban los operarios. La inquietud naciente por este oficio lo llevó a practicar con el metal, serrar y soldar, haciendo así los primeros ejercicios prácticos de joyería, y a iniciarse de aprendiz en una profesión que apenas empezaba a despertar a él. En el taller de Estradé permaneció por un período de seis años, durante los cuales aprendió las especialidades complementarias del oficio: diseño, preparado del metal, grabado, cincelada, clavado y galvanotècnica, entre otros.
Más adelante, Civit se incorporó al taller de Balart, donde aprendió a hacer cajas para relojes. En 1948 independiza y se instala en un habitáculo de la casa familiar, un espacio que le permitirá experimentar libremente. Al mismo tiempo, amplía su formación junto al escultor Charles Collet, a quien le unirá una fuerte amistad que se hace extensiva a la esposa de éste, Ninon, escultora, Orfebre la pintora; también conoce a Josep M. Garrut, pintor y estudioso del arte.
En este primer taller propio, situado en la casa familiar de la calle de Santo Tomás en Horta, practica con los diferentes metales y estudia la utilización del oro, la plata y el platino. Era preciso conocer el tratamiento de cada metal para poder llevar a cabo las aleaciones y los repujados, pero también la resistencia para conseguir la dureza adecuada a las necesidades de cada pieza. El estudio le proporciona, como él mismo dice "Un profundo conocimiento del oficio" que le permite iniciarse en el dibujo de las joyas, los "garabatos"; interpretarlos y hacer las oportunas modificaciones hasta conseguir unas "piezas de calidad, bien acabadas, llevables y cómodas. Un conjunto de conocimientos y pautas de trabajo que sabrá transmitir más adelante a sus discípulos.
Pronto los encargos se multiplican y el espacio del taller empieza a resultar insuficiente. En 1949 se traslada a un piso de la calle de Horta que le permite la venta a particulares y a joyerías. En 1962 abre en la misma calle un nuevo taller, mayor, donde trabajarán quince personas entre operarios y aprendices que, en el futuro y gracias a la formación recibida, pasarán a abrir sus propios talleres.
En 1964 es invitado, por primera vez, a presentar su obra de forma individual. La exposición, organizada por el Cercle Artístic d´Horta, recibió críticas elogiosas por el alto grado de renovación estética y por la calidad de las piezas expuestas. Posteriormente, Civit participará en exposiciones individuales y colectivas, tanto de ámbito nacional como internacional, a raíz de las cuales será reconocido y galardonado con diferentes distinciones.
Para hacer frente a la producción creciente ya la gran diversidad de piezas ejecutadas, todavía tendrá que hacer, al 1970, un último traslado de taller, esta vez en la calle Martí i Alsina, también en el barrio de Horta, donde trabajarán veintidós cinco colaboradores. Poco después, inaugurará una joyería.
Las piezas obradas por Civit responden a dos criterios diferenciados. Por una parte, la joya de investigación con la que el hecho artístico alcanza un mayor protagonismo: piezas únicas donde experimenta con aquellos materiales y técnicas que considera válidos como objetos plásticos. I, de la otra, la joya realizada como pieza de producción seriada, más comercial, en la que, aunque se repite el modelado, los acabados se hacen manualmente para mantener el aspecto artesano del oficio.
Una parte de la producción iba destinada al mercado de Europa y de Estados Unidos. Todas las realizaciones respondían a los dibujos proyectados por el orfebre que, una vez obrados, patentaba.
A lo largo de su trayectoria profesional, la plata nunca perdió protagonismo, de hecho José Civit se declara un apasionado de este metal. Le cautiva la riqueza de las cualidades que ofrece, los óxidos y de las texturas; la manejabilidad resultante de la combinación de los diferentes aleaciones que le permiten elaborar joyas y objetos de gran diversidad formal, donde destaca también el gran cuidado de los acabados. Con gran exquisitez, se sirve de este metal para acompañar y envolver los diferentes elementos que, fruto del estudio, el interés y la observación del entorno más cercano y el más lejano, incorpora a su arte. Adapta, así, una gran variedad de elementos a la joyería --la fórmica, el pino de Oregon, las láminas de pizarra-- reinterpretando las formas naturales. De la lectura de libros de antropología, surgirán nuevas ideas, joyas y objetos con reminiscencias primitivistas.
La obra de Civit muestra, desde sus orígenes, una política coherente, innovador y seguro que lo hace rehuir cualquier tipo de magnificencia, para conseguir la perfecta moderación de la forma y la austeridad conceptual hasta llegar a la abstracción.
Las joyas de la primera mitad de los años cincuenta estaban realizadas preferentemente en plata y evidenciaban el predominio del trabajo de cincel. Las formas resultantes eran redondeadas, suaves, intimistas y envolventes de las diferentes piedras. A partir de la segunda mitad de los años cincuenta, incorporará detalles de oro y con frecuencia usara ágatas; las joyas tomarán más volumen que en la etapa anterior, y las formas harán evidente el interés del autor por la obra de Ninon Collet.
Para la realización de objetos de orfebrería, empleó el cobre solo o bien combinado con la plata, para alcanzar un generoso abanico de cromatismos y texturas. Las figuras eran predominantemente verticales, rectilíneas y austeras; unas formas que, a finales de los años sesenta, transportará a las joyas distanciándose de las redondeadas y suaves iniciales hasta adentrandose en un mundo geométrico, osado y valiente, en que ampliará el número de materiales empleados --perla cultivada, coral, lapislázulis, malaquita-- y adaptará también otros elementos de la moda del momento que conferirán una gran singularidad a las piezas.
Los primeros años de la década de los setenta, comenzará a experimentar con el soplete para obtener una mayor diversidad de texturas, volúmenes y matices; es el momento en que realiza unas joyas que homenajea la reciente llegada del hombre a la luna. Las piezas resultantes son una contraposición de acabados, de metales matizados y pulidos, de formas sinuosas y simetrías rectas, de planos y volúmenes. En las formas, adapta con preferencia la pizarra y el lapislázuli como piedras ornamentales. Finalmente, ya a finales de los años setenta y principios de los ochenta, comenzará a experimentar con los acabados trabajando las superficies planas y lisas, donde alternará el uso del oro pulido y matizado, en contraste de color con la plata pulida y oxidada. Fruto de este trabajo, presentará una colección de joyas inspiradas en los guijarros.
La alta joyería y las piezas de orfebrería religiosa destinadas al ajuar litúrgico no quedaron excluidas del carácter innovador del artista.
Desde sus inicios, Civit alternó la práctica de la joyería y la orfebrería con la pintura, la escultura y la realización de pesebres, con los que ha logrado el reconocimiento a nivel internacional. Ha sido miembro activo de la Associació Pessebrista de Barcelona, donde ha impartido clases. También ha practicado la fotografía y el cine amateur. Igualmente, de 1950 al 1970, participó activamente en competiciones de motociclismo y automovilismo.
Fue nombrado presidente del Cercle Artístic d'Horta en reconocimiento a su dinámica participación en la vida artística y cultural de esta villa.
En 1999 el Museu d'Art Decoratives de Barcelona adquiere diferentes piezas de joyería de Josep Civit.
M. Àngels Canut
Historiadora del Arte