pendiente catalana

La arracada catalana

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La arracada catalana

de finales del siglo XVIII y principios del siglo XIX

 


pendiente catalanaLa arracada catalana de finales del siglo XVIII y principios del siglo XIX.

Las arracadas es una joya que se sujeta en el lóbulo de la oreja

A lo largo de los siglos los pendientes han sido un elemento relevante en la ornamentación personal de las mujeres y los hombres de las diversas civilizaciones. La arracada como todas las joyas, aparte de tener una función ornamental tiene un carácter personal, diferenciador, de identificación de grupo y de jerarquización social.

Pero ahora, nos queremos fijar en la arracada tradicional catalana, como manifestación artística, utilizada por las mujeres desde finales del siglo XVIII hasta principios del siglo XIX.

Las arracadas están hechas en oro y plata y llevan engastados granates, topacios, amatistas y diamantes. Las decoraciones principalmente son geometrícas o con reminiscencias vegetales. Un trabajo de joyería tanto exquisito y delicado como exuberante.

Cabe destacar que la belleza y complicidad de esta manifestación artística no le exime de ser a la vez una joya práctica y llevable, ya que las arracadas catalanas están hechas con cuerpos desmontables. Las arracadas pueden llegar a tener hasta cuatro partes bien diferenciadas.

La parte del botón que va sujeto y se adapta al lóbulo de la oreja, preferentemente es cuadrado o rectangular y es de donde sale el colgante de la parte central que a su vez tiene dos colgantes más, uno a cada lado y otro colgando en medio del que pende otro más pequeño debajo que hace la función de acabado del pendiente.

Las formas finas de las arracadas nos evocan los arenques, por este motivo las arracadas catalanas son también conocidas como pendientes de arenque. También recuerdan las formas de la mariposa con las alas extendidas, de la almendra o del lazo.

El motivo por el que las arracadas tienen los cuerpos independientes es que así eran más llevables., versátiles y prácticas. Las arracadas podían crecer al mismo ritmo que la mujer y también por de utilización que se hiciera de la joya, es decir,, para el uso cotidiano se utilizaba el botón y quizás un primer cuerpo y los otros se iban se añadiendo según la importancia de la ocasión o del acontecimiento social.

Una arracada montada con todas las partes hace unos 10 cm de largo y 2,5 cm de ancho.

 

M. Àngels Canut

Historiadora del Arte